De un instituto a la ciencia global: la participación del IES Azuer en el proyecto Melanogaster Catch the Fly

¿Te imaginas que un grupo de estudiantes de secundaria en un rincón de La Mancha, España, ayude a científicos internacionales a desentrañar los secretos de la evolución? Pues esto no es un sueño: es la realidad del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Azuer, en Ciudad Real, gracias al proyecto de ciencia ciudadana «Melanogaster: Catch the Fly!». Esta iniciativa europea transforma aulas en laboratorios vivos, donde chicas y chicos capturan moscas de la fruta para contribuir a investigaciones de vanguardia. Y lo mejor: demuestra que la ciencia de alto nivel se puede hacer desde un instituto, sin grandes presupuestos ni equipos sofisticados.

¿Qué es Melanogaster: Catch the Fly?

«Melanogaster: Catch the Fly!» es el primer red europea de ciencia ciudadana dedicada a la genómica de la adaptación. Lanzado en 2016 por la investigadora principal Dra. Josefa González, del Laboratorio de Genómica Evolutiva y Funcional en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) de Barcelona, el proyecto usa la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) como modelo para estudiar cómo los organismos se adaptan a su entorno. ¿Por qué esta mosca? Es un «superhéroe» de la ciencia: se reproduce rápido, vive en todo el mundo y sus genes nos ayudan a entender procesos como la evolución y la resistencia al cambio climático.

El proyecto funciona de manera sencilla y emocionante: participantes de toda Europa (estudiantes, profesores y voluntarios) recolectan moscas directamente en el campo o bien usando trampas caseras hechas con botellas y cebos de fruta. Estas muestras se envían a laboratorios para analizar su ADN y ver cómo varían según el lugar y el tiempo. Hasta ahora, ha involucrado varias escuelas en España y otros países europeos, recolectando miles de moscas que han contribuido a bases de datos globales como DEST (Drosophila Evolution over Space and Time). En 2024, ¡incluso ganó el premio Falling Walls Science Breakthrough por su impacto en la ciencia abierta!

El objetivo principal es mapear la adaptación genética: por ejemplo, cómo las moscas resisten pesticidas o cambios estacionales. Pero lo mejor es su enfoque educativo: transforma a los participantes en científicos reales, fomentando curiosidad, trabajo en equipo y conciencia ambiental.

El rol del IES Azuer y otros centros en Ciudad Real

En el corazón de La Mancha, el IES Azuer ha sido un ejemplo de participación. Bajo la guía del profesor José Luis Olmo Rísquez, un apasionado educador de biología, los alumnos han salido a recolectar moscas en poblaciones cercanas como Manzanares y Membrilla. Posteriormente, las muestras que se enviaron a Barcelona para su análisis genético. Estas contribuciones no son menores: forman parte del estudio «Footprints of Worldwide Adaptation in Structured Populations of Drosophila melanogaster Through the Expanded DEST 2.0 Genomic Resource«, publicado en 2025 en la revista Molecular Biology and Evolution.

El profesor Olmo y sus estudiantes no solo recolectaron datos; vivieron la ciencia en acción. Imagina la emoción de ver tu nombre (o el de tu instituto) en un artículo científico internacional. Esto destaca cómo proyectos como MelanogasterCTF democratizan la ciencia: no hace falta ser un profesor universitario para contribuir. Desde un instituto rural, se puede impactar en investigaciones que abordan problemas reales, como el cambio climático.

Pero el IES Azuer no está solo en Ciudad Real. El IES Eladio Cabañero de Tomelloso fue pionero en este proyecto, participando desde 2016, involucrando a numerosos estudiantes en la investigación de la genómica de adaptación. Fueron ellos quienes animaron al IES Azuer a unirse, compartiendo su experiencia y entusiasmo. Además, otros centros de Castilla-La Mancha y de toda España han participado, creando una red nacional que enriquece el proyecto. En Tomelloso, incluso organizaron un Encuentro Nacional en 2025 para poner a punto el proyecto con otros participantes.

¿De qué trata el artículo científico reciente publicado?

Los científicos y voluntarios recolectaron más de 32.000 moscas de la fruta de todo el mundo (de África, Europa, América, Asia, Australia y más) durante 12 años (2009-2021). Analizaron su ADN para ver cómo estas moscas cambian y se adaptan a diferentes lugares y estaciones. Crearon una gran base de datos llamada DEST 2.0 para compartir esta información con otros investigadores.

¿Qué se ha descubierto?

  • Grupos de moscas por lugares: Las moscas de África son las más variadas porque ahí nacieron. En Europa y América, las del norte son diferentes a las del sur, como si se adaptaran al frío o al calor. Estos grupos no cambian mucho con el tiempo, pero los inviernos duros hacen que las poblaciones se vuelvan más pequeñas y cambien un poco al azar.
  • Adaptación a problemas comunes: En distintos continentes, las moscas de la fruta han aprendido a resistir venenos como los pesticidas de las granjas. Usan genes especiales para «limpiar» su cuerpo de químicos tóxicos. Cada lugar lo hace a su manera, pero por la misma razón.
  • Cambios con las estaciones: En Europa, las moscas de primavera son un poco diferentes a las de otoño. Tienen genes que las ayudan a luchar contra infecciones (como bacterias o hongos), que podrían ser peores en ciertas épocas del año.

¿Por qué es importante? Este estudio muestra cómo un animal común como la mosca de la fruta se adapta rápidamente al cambio climático, pesticidas y estaciones. Entender esto ayuda a predecir cómo otros organismos (incluso humanos) podrían responder a problemas como el calentamiento global o la contaminación. Además, es un ejemplo de ciencia colaborativa: ¡más de 100 científicos de todo el mundo trabajaron juntos!

La importancia educativa y científica de estos proyectos

Proyectos como MelanogasterCTF son un tesoro para la educación. Para los estudiantes, significan aprender biología de forma práctica: entienden genética, evolución y ecología mientras salen al campo. Desarrollan habilidades como la observación, el análisis y la colaboración, preparando a los jóvenes para carreras en ciencia. Especialmente en zonas rurales, motiva a chicas y chicos a trabajar y participar en proyectos STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas).

Científicamente, son esenciales: recolectar muestras en tantos sitios sería imposible sin voluntarios. Ayudan a predecir cómo especies enfrentan amenazas globales, como el calentamiento o contaminantes. Es un win-win: la ciencia avanza y la sociedad se implica.

Destacamos y agradecemos la oportunidad que proyectos como este brindan a institutos como el IES Azuer. Un especial gracias a la Dra. Josefa González y a todo su equipo en Barcelona, coordinadores en España, por abrir las puertas de la ciencia a todos. Publicaciones como la de DEST 2.0 dan visibilidad a estas contribuciones, animando a más escuelas a unirse.

Y hay más: este curso escolar (2025-2026), el IES Azuer volverá a recolectar moscas para continuar un año más, después de seis años participando en este tan interesante proyecto de ciencia ciudadana. ¡La aventura sigue!

Melanogaster: Catch the Fly! prueba que la ciencia no está en torres de marfil; está en nuestras aulas y comunidades. ¡Atrapa una mosca y únete!

Referencias